© Iñaki Lorente Armendáriz

Locus de Control (¡vaya palabreja!)

¿Qué es?

Este concepto hace referencia a la creencia que cada uno tiene sobre qué factor es el causante de lo que le sucede. Es decir, a qué responsabilizamos o echamos la culpa de lo que nos ha pasado. El psicólogo Julian Rotter, a mitades del siglo pasado fue quien desarrolló esta teoría que luego ha sido completada y enriquecida por numerosos autores. ¿Qué tipos hay? Básicamente decía que existen dos tipos de Locus Control: Interno y externo. Según su teoría, una persona tiene locus de control interno cuando piensa que el resultado que obtiene se debe a factores sobre los que es la responsable. Por el contrario, aquella con tendencia a tener locus de control externo, atribuye el resultado (sea bueno o malo) a circunstancias ajenas a ella. Veamos algunos ejemplos relacionados con la diabetes. 1. Tener sobrepeso es debido a que a. Me gusta demasiado comer (interno). b. Me ponen mucho en el plato (externo). 2. Esta hipoglucemia es debida a que a. No he tenido en cuenta el ejercicio que iba a hacer (interno). b. La glucosa va a su aire (externo) 3. El rebote tras corregir la hipoglucemia es resultado a que a. Me ha faltado calma para no pasarme en la corrección (interno). b. Es inevitable el rebote después de corregir una hipoglucemia. 4. La HbA1c de 6,1 es consecuencia de a. Haberme cuidado más (interno). b. La pura suerte (externo).

Pero no todo es tan simple, ¿verdad?

La realidad es mucho más compleja. La mayoría de las veces son muchos factores los que están influyendo en el resultado. Sobre algunos de ellos, la persona considera que tiene el control, sin embargo, sobre otros, no. La clave está en saber dónde poner el foco, a cuál (o cuáles) se le otorga mayor responsabilidad en el resultado. Por ello no se debería decir que alguien tiene Locus de Control Interno o Externo, sino que lo correcto es hablar de que “tiene tendencia a…”. Por el mismo razonamiento, “interno” y “externo” son los extremos de un continuo donde todos nos colocamos (cada uno más o menos cerca de un extremo u otro).

¿Qué características tienen las personas con predominio de

locus de control interno?

Esas personas consideran que el éxito o el fracaso se debe a factores de las que se sienten responsables (habilidades de las que dispone, de lo que se esfuerce, de la dedicación que le preste, etc.). Normalmente tienen fe en la eficacia de las acciones que realiza: “Sé que, si aprendo mucho sobre diabetes, podré dominarla bien”. También sienten que su destino está en sus manos y eso hace que se creen expectativas optimistas sobre él: “Estoy seguro de que lograré que la diabetes no interfiera en mi felicidad”. Tienen un elevado nivel de autoestima: “Aunque me suponga un gran esfuerzo, soy capaz de lograrlo”. Sienten que pueden hacer cambios en su vida: “Debo hacer más ejercicio. Me pondré a ello”. La cruz de la moneda también le puede hacer sufrir más. Si no obtiene el resultado esperado pensará: “No lo he hecho del todo bien. Me tengo que esforzar aún más o cambiar de estrategia”.

¿Qué características tienen las personas con predominio de

locus de control externo?

Para las personas con predominio de locus de control externo, los resultados dependen de factores ajenos a ellas, sobre los que no tienen el control. Eso hace que anhelen cosas que no creen poder alcanzar: “A ver cuándo descubren la cura de la diabetes”. Atribuyen la evolución de su diabetes a factores sobre los que no pueden influir como la suerte, el equipo sanitario, el destino, el tener diabetes inestable, etc. Por ejemplo: “Me ha tocado el médico que no sabe de tecnologías”. Suelen tener una autoestima baja ya que se sienten a merced de circunstancias sobre las que no pueden hacer nada: “Mientras no me cure la diabetes, no podré ser feliz”.

¿Qué tipo de locus control es mejor tener?

Los estudios señalan que las personas con diabetes en las que predomina el locus de control interno, obtienen mejores resultados en el seguimiento adecuado de la patología. Pero, lo cierto es que, realmente no todo depende de lo que la persona haga. Existen factores que están influyendo y que escapan a su control. En este sentido, se hace buena la famosa plegaria de la serenidad atribuida a Reinold Neibuhr: “Señor, concédeme serenidad para acetar todo aquello que no puedo cambiar, fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar y sabiduría para entender la diferencia”.

Aclaración

No pretendía aburrirte con un tema muy psicológico. Tan solo quería invitarte a reflexionar sobre cuál es tu tendencia (interna – externa). Ya se sabe que el primer paso para evolucionar es saber desde dónde se parte.